lunes, 11 de septiembre de 2017

MEDEA ESCRIBE A JASÓN

Este trabajo forma parte de uno más amplio titulado: 

Episodios Míticos del Ciclo Heroico 



Medea en uno de los bellos manuscritos que se conservan de las Heroidas de Ovidio

Jasón tenía encomendada la misión de hacerse con el Vellocino de Oro el cual se encontraba muy bien custodiado por Eetes, rey de la Cólquide, en el templo de Marte por lo cual robarlo llevaba aparejado superar tremendos obstáculos como vencer al dragón que protegía el Vellón, pero además debía extraerle los colmillos al monstruo y seguidamente uncir un par de terribles toros que exhalaban fuego por sus fauces y arar con ellos un campo donde debía sembrar los dientes y esperar a que de los surcos nacieran hombres armados con los que debía enfrentarse.

Todas esas pruebas las culminó Jasón gracias a la ayuda que le prestó la princesa Medea, hija de Eetes y sacerdotisa del templo de Diana, pues ésta, poseedora del arte mágico de la hechicería, durmió al dragón e hizo invulnerable a Jasón por virtud de sus filtros, pudiendo este y los argonautas llevar a término, o sea superar las pruebas, esto es, uncir los toros al yugo, labrar el campo y luego de sembrado con los dientes del dragón, dar muerte a los gigantes que emergieron armados de una terrible falange.



Medea realizando sus sortilegios mágicos


Medea todo lo hizo por el amor a Jasón del que se enamoró perdidamente y este le correspondió sellándose su alianza en el templo de Diana y con la bendición de Juno. Estas, a decir de Ovidio, son las palabras de Jasón, el héroe cultural, con las que instituye un rito nupcial, que es también un rito de orden.


"que mi espíritu se desvanezca en ligeras brisas antes de que haya alguna esposa, a no ser tú, en mi tálamo. Sea testigo Juno, que preside en las sagradas nupcias, y la diosa en cuyo templo de mármol estamos”. (Heroida XII)

Conseguido el Vellón ambos parten como esposos junto al resto de la tripulación de la nave Argos llevándose con ellos al hermano pequeño de Medea, Absirto. Pero viéndose perseguidos por a el padre, Medea descuartiza al hermano y lanza los trozos en el camino, con lo que obliga al doloroso Eetes a ir deteniéndose a recogerlos. 

El periplo continúa hasta llegar al fin a Corinto donde Jasón y Medea viven diez años de felicidad durante los cuales Medea fue tan respetada por sus conocimientos como admirada por su belleza. Cuenta Ovidio, que en esto sigue a Eurípides, que de este matrimonio nacieron dos hijos hermosos. 


Pero ocurrió que Jasón puso sus ojos en otra, era Creúsa (conocida también como Glauca), la hija del rey de Corinto, y olvidando su promesa repudia a Medea y anuncia su nueva boda, dando una orden de exilio a la que hasta entonces había sido su esposa. 

Medea, humillada, dolida y despechada, y a pesar de reconocer que acabará arrepintiéndose de sus actos no puede, sin embargo, refrenar su ira sino que arrastrada por una irrefrenable ansia de venganza no solo mata a la nueva esposa de Jasón enviándole una túnica y adornos envenenados que corroen su piel en el momento de vestirla, sino que es capaz de ejecutar a su propia prole. 

Los esponsales de Jasón y Medea, 1487. Biagio d’Antonio (Florencia 1472-1516).


Efectivamente la furia que encarna Medea es tan potente que la lleva a matar a los dos hijos habidos con Jasón. Una maldad sin límites, fruto de una locura inducida por vía de sentimientos de cólera, energías poderosas que desencadena una tragedia que Ovidio descubre muy adecuadamente en el alma femenina de Medea. 


Séneca también relató este mito e invocó a través de esta heroína a los dioses vengadores de agravios de aquellos que perturban el orden constituido y rompen las promesas sagradas. 

“Dioses conyugales, y tú, Lucina, guardiana del lecho nupcial, que enseñaste a Tifis a frenar la nueva nave que habría de domar marinas; y tú, duro señor del mar de fondo, Titán, que repartes el claro día al orbe; y tú, Hécate triforme que das de testigo tu resplandor a los callados sacrificios; y vosotros, dioses por los que me juró Jasón (...) diosas vengadoras de agravios..."

Desconcertante este arquetipo femenino que conviene conocer muy bien en todos sus niveles, como por otro lado desconcertantes lo son todos los mitos fundacionales ligados a la idea de un ciclo que fenece y otro que busca desarrollarse.

Medea, 1865 | William Wetmore Story

Desde el punto de vista iniciático Medea representa al guardián del umbral de la Magia cuyo poder también puede ser muy destructivo, tal y como expresa el propio drama representado en el mito de la maga Medea.

Federico González dice sobre ella:

“Como tantos otros elegidos Medea no ha muerto y aguarda en el Olimpo junto con Helena la culminación de un ciclo del que por algún ignoto motivo ellas son mitos importantes, deidades. Hay que tener bastante cuidado”. Federico González Frías, Diccionario de Símbolos y Temas Misteriosos voz: Medea

 


Medea en su carro solar


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